AC/DC: De Madrid Al Infierno (Sweet Black Devils)

Label:

Sweet Black Devils

Catalog number:SBD-001
Source:Audience recording (Satanic Pig)
Packaging:Double Jewel Case
Limited edition:50 items
Format:2xCD
Release date:6th June 2015
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Black-CD1
1. Intro2:30
2. Rock Or Bust3:07
3. Shoot To Thrill5:56
4. Hell Ain't A Bad Place To Be4:39
5. Back In Black4:15
6. Play Ball3:31
7. Dirty Deeds Done Dirt Cheap5:43
8. Thunderstruck6:00
9. High Voltage5:56
10. Rock 'N Roll Train4:15
11. Hells Bells6:18
12. Baptism By Fire3:55
13. You Shook Me All Night Long4:16
Total duration: 60:21

Black-CD2
1. Sin City6:13
2. Shot Down In Flames3:50
3. Have A Drink On Me4:31
4. T.N.T.4:28
5. Whole Lotta Rosie5:44
6. Let There Be Rock11:16
7. Guitar Solo9:58
8. Guitar Solo / Highway To Hell4:51
9. For Those About To Rock (We Salute You)8:29
10. BONUSTRACK: Rock Or Bust(Soundboard)2:47
Total duration: 62:07


Original liner notes from De Madrid Al Infierno:
There's an old proverb in Spain that says de madrid al cielo (from Madrid to Heaven), and that may be the reason why almost all of the spanish press titled the news about the first AC/DC's concert in the Spanish capital De Madrid Al Infierno (from Madrid to Hell) making a pun with the song's title Highway To Hell.

This is the review of Agencia EFE, ABC, and some more curated press news:
Anoche nadie miraba al cielo de Madrid porque el punto de interés en este fin de semana de hipsters emigrados al Primavera Sound de Barcelona estaba en una autopista directa al infierno que se ubica en el estadio Vicente Calderón, con Angus Young como menudo y enérgico Mefisto y una marea negra de 50 mil devotos de AC/DC en un aquelarre festivo y rockero.

Más sabe el diablo por viejo que por diablo y a la espalda de dos de los grandes templos de la capital española, La Almudena y San Francisco el Grande, los australianos han acometido en el estadio Vicente Calderón un concierto de grandes éxitos sin riesgos, como probablemente ambicionaban las almas cautivas que, a unos 90 euros por entrada, agotaron todo el aforo en apenas dos horas de venta.

Larga vida pues para esta mítica banda que en el primero de sus dos conciertos en la capital española (el martes volverán a actuar con todo el aforo completo) ha mostrado un vigor inquebrantable pese a sus más 40 años de trayectoria y a una lista de bajas que a otros grupos les habría quebrado el espinazo: igual que en 1980 -cuando salvaron el repentino fallecimiento del carismático Bon Scott con su actual vocalista, el excelente Brian Johnson-, la maquinaria en directo no se ha resentido de la ausencia de Malcolm Young, el cerebro en la sombra, aquejado de un proceso de demencia, ni del baterista Phil Rudd, encausado por posesión de droga y por amenazar de muerte a uno de sus empleados. Dos viejos conocidos suplen los puestos vacantes: Chris Slade a la batería y Stevie Young, su sobrino, sustituye a Malcolm a la guitarra rítmica como ya hiciera brevemente durante la gira de 1988.

Los puentes sobre el río Manzanares volvieron a llenarse de riadas de fans, asi como la calle de Toledo y un sinfín de rincones que los amantes del alto voltaje hicieron vibrar las horas previas al comienzo del concierto. La banda australiana siempre logra un ambientazo de primera, cada visita es una fecha histórica para el rocanrol en nuestro país.

Hiperpuntuales a la cita, cuando el reloj marcaba las 22 horas y bajo una luna casi llena, sono una detonacion estruendosa y las pantallas se encendieron, desatándose tal locura que casi impedía escuchar la intro de vídeo de esta gira, que muestra a un meteorito ardiente con las letras AC/DC esculpidas sobre el mismo, y que en viaje cósmico hacia la Tierra -o quizá hacia el mismísimo Calderón- estrello en las pantallas de video del escenario con forma de hangar mientras el grupo con las pilas cargadísimas arremetian con un bestial Rock Or Bust que debió escucharse en cinco kilómetros a la redonda gracias a veinticuatro amplificadores Marshall a cada lado que electrocutaron al respetable -con cariño, pero sin miramientos-.

No ha habido que esperar mucho tiempo para que sonaran las ráfagas más candentes de Shoot To Thrill o Back In Black -corte que dio título al tercer disco más vendido de la historia de la música, por detrás de Dark Side Of The Moon de Pink Floyd y Thriller de Michael Jackson-, para dar paso a otra de las nuevas, en este caso Play Ball, momento que se antoja idóneo para acercarse a por una de las diademas luminosas con cuernos que a razón de 10 euros han llenado las gradas del estadio y, de paso, un poco más las arcas del grupo. Solo tres temas suenan de Rock Or Bust, el primer disco desde Black Ice (2008) y la presunta excusa para iniciar este nuevo tour mundial, un trabajo muy breve en el que han olvidado flirteos previos con el soul y el blues para centrarse en lo que mejor hacen: poderosos riffs de guitarra y música rock.

Y es que el repertorio estuvo lleno de clásicos –quizá esta gira sea la que ofrece menos temas del nuevo disco de turno–, y como siempre Thunderstruck, High Voltage, Higway To Hell o la genial Whole Lotta Rosie con su inolvidable muñeca hinchable fueron de las más coreadas. Back In Black nunca dejará de sonar tan solemne, ni Let There Be Rock tan divertida, con Angus Young provocando un terremoto en el estadio con sus guitarreos desde una plataforma elevadora. Brian Johnson tuvo un momento delicado con sus cuerdas vocales, pero su empuje y su calidad como frontman son capaces de hacer que perdones hasta el peor de los gallos. Y qué demonios, sólo fue un instante y tiene 67 años.

Brillanes momentos con "¡Thunder! ¡Thunder!" rugido por el público al inicio de Thunderstrucks, con Johnson hincando la rodilla en una especie de llamamiento vikingo al combate por el derecho de descanso en el Valhalla, o con Angus Young en su eterno look de estudiante escolar y su "paseo del pato" heredado de Chuck Berry y, sobre todo, una guitarra chisporroteante que siempre y en cada uno de los temas tiene la última palabra.

Nos adentrábamos ya a la parte definitiva del concierto donde, salvo Baptism Of Fire, se desarrollarían los golpes más directos y esperados de su clásico repertorio en forma de triunfantes zurriagazos como You Shook Me All Night Long, Sin City, Shot Down In Flames, Have A Drink On Me y T.N.T., para acabar rematando con “Whole lotta Rosie” y el enorme inflable de Rosie presidiendo el escenario agitándose al endiablado ritmo de la banda y de las miles de almas que no cesaban de saltar y menear cabezas. Y como no podía ser de otra manera, un clásico entre los clásicos que no podía faltar, Let there be rock y el alma del legendario Bon Scott evocando su imborrable presencia, culminado por un interminable solo de guitarra de Angus que comenzó recorriendo una gran pasarela que culminaba en un plataforma redonda y que terminaría elevándose para alzarle donde se merece, mientras seguía enfrascado en sus menesteres rasgando las cuerdas y acabando dando vueltas tirado por el suelo.

Los bises nos volverían a deparar otro de los temas que nunca pueden faltar, Highway to Hell, con la repentina aparición de Young en el escenario como si de los infiernos se hubiera aupado, completamente descamisado y con los inconfudíbles cuernos a la vista en su frente, para terminar de derrochar los últimos alientos con la también imprescindible For Those About To Rock, que cierra la función como siempre con salvas de cañones y fuegos artificiales, dejando un halo de inmortalidad que sigue a AC/DC desde hace décadas.

Decían, como otras veces se ha dicho, que había que ir porque seguramente esta sea la última vez que giren por España, pero después de lo visto y del extraordinario despliegue físico, musical y de medios tras más de 40 años de carrera, parece que nada más lejos de la realidad: tenemos AC/DC para rato y ojalá estemos nosotros tan bien como ellos para contarlo, porque descomunal sigue siendo el sonido, imponente el espectáculo, excelente el ambiente y enormes, SIEMPRE ENORMES.

A dormir. Que sueñen con el diablo, si toca como Angus Young.

Dieter Schubert

P.D. Yes, all the pictures used for this album are from the concert! Enjoy!
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